Las familias son un pilar fundamental en el desarrollo de las personas con discapacidad auditiva. Hay que tener en cuenta que es en casa donde nace la comunicación y la adquisición del lenguaje. Es normal que en un primer momento, cuando los padres confirman la sordera de su hijo o hija, reaccionen con inquietud y desorientación, sobre todo porque hay poca información y mucho desconocimiento sobre la discapacidad auditiva. Cuando en una familia nace una persona sorda, parte de esta discapacidad se transmite a los demás miembros de la unidad familiar, sobre todo a los padres y madres, generando un sentimiento de impotencia que provoca, en la mayoría de ocasiones, ansiedad. Pero hay que tener clara una cosa importante. Actualmente existen multitud de herramientas y recursos para que estos niños puedan tener las mismas oportunidades que cualquier otro. No ha sido fácil llegar hasta donde se ha llegado, y ni se está al final de camino. ¡Hay que seguir luchando y apoyando a todo